Padre Paul Jara entre misas, incendios y micrófonos
En la Av. Loja y Cristóbal Colón se emplaza la iglesia Nuestra Señora de Fátima, este sitio tiene todos los días mucha actividad, tanto el dispensario médico, como en la secretaría de la parroquia. Claro, hay que tener cuidado de los 20 rosarios que deberá cumplir aquel que por descuido colocara el vehículo en el ingreso principal del parqueadero parroquial; realmente resulta jocoso e interesante aquel letrero, colocado en una de las paredes, que advierte sobre esta situación.
En la secretaría de la parroquia está Doménica Montes, quien está pendiente de atender con mucha diligencia a la gran cantidad de personas que llegan para inscribirse en los cursillos para los bautismos, primeras comuniones, confirmaciones, matrimonios, misas de honras entre otros oficios religiosos.
En un automóvil Tucson color negro, con una baliza roja que identifica a los bomberos y el sistema de emergencia de la ciudad, llega el Padre Paúl Jara a su despacho; inmediatamente se acercan varias mujeres con niños en sus espaldas, solicitándole que les apoye con los pañales; en un rincón está una gran cantidad de paquetes de distintas marcas de pañales desechables que son entregados, luego las mujeres se alejan con una sonrisa, diciendo “Dios le pague padrecito”. El Padre Paul comenta que muchas necesidades de la comunidad se pueden suplir, gracias a las manos generosas de personas que sienten como propias el dolor de quienes sobreviven con lo justo.
